El estado nacional, así lo admiten públicamente sus funcionarios, le interesa el precio final de la yerba mate, que los consumidores paguen más barato el paquete. Es evidente que lo está logrando, a costa de algo más de diez mil familias productoras que ven, día a día, como se desvaloriza su capital y su trabajo.
Con la desregulación de la actividad, la ausencia de INYM a la hora de fijar precios, los valores comenzaron a caer y no dejaron de hacerlo y lo preocupante es que se prevé una caída mayor.
La producción tiene innumerables aristas, la súper producción, la falta de controles, la desregulación, la caída del consumo, entre otras
Los precios hoy y quiénes lo empujan hacia abajo
En los primeros meses del actual gobierno nacional, se notó rápidamente un “reacomodamiento” de los precios en góndola, con la esperanza que se estabilizaran. Esto no sucedió, la caída continúa.
Según fuentes ligadas a los grandes supermercados y a la propia industria, la aparición de nuevas marcas, algunos productores, con plantaciones propias, que se animaron a salir a pelear el mercado o bien otros “reconvertidos y con espalda financiera” le pusieron nombres a los paquetes y con valores por debajo del promedio compiten, por ahora, en diferentes provincias.
Algunos datos señalan que estas “nuevas marcas” ofrecen sus productos a $1400 el kilo, -valor de salida de molino- mientras que el promedio de las grandes industrias se ubica en los $2000 o 2100 pesos.
Con los valores que estarían ofreciendo el kilo de yerba mate, se deduce que el valor de la hoja verde, no estaría llegando siquiera a los 200 pesos. Seguramente se trata de plantaciones propias y la urgencia de hacer dinero, o en algún caso aprovechar la coyuntura para posicionar una marca.
El temor es que, estos números se instalen definitivamente y que la próxima zafra los adopte, obviamente, números que no le cerrarán ni al más eficiente yerbatero.
Los inversores
El buen momento que vivió la actividad algunos años atrás, incentivó la llegada de nuevos actores, empresarios de diferentes rubros y hasta un muy conocido tenista argentino se animó a plantar yerba mate.
Son, en su mayoría, yerbales de alta densidad con la mejor tecnología, de hasta 300 hectáreas, aunque en muchos casos con un manejo deficiente en el campo que los obliga a repensar la actividad. Saben que los rindes no estarán a la altura de las millonarias inversiones y ya hay algunos ejemplos de “abandono”, fueron solamente yerbateros por un rato y de mal paso.
El estado sin Yerba
Por muchos años, el estado nacional y muchas provincias efectuaban grandes compras de yerba mate para destinar a los bolsones que distribuían los organismos de atención social.
Todo indica que estas “grandes licitaciones” están desapareciendo, salvo algunas compras aisladas de determinados gobierno provinciales.
Ese volumen, antes absolutamente direccionado, no era parte de la “cuenta” en el mercado yerbatero, hoy toda esa yerba, pasa a ser oferta al consumidor de manera directa. Más yerba en las góndolas y los precios más abajo.
Precios en góndola
Un ejemplo claro es la absoluta disparidad en los precios del kilo de yerba en las góndolas de los supermercados o almacenes del país. Se puede encontrar, y no se trata de ofertas limitadas, un kilo por apenas $2.100, un cincuenta por ciento menos del valor un año atrás.
El camino de las “soluciones”
La crisis trae consigo protestas y la adjudicación de culpas de uno y otro lado, que poco contribuyen a encontrar soluciones.
Desde hace algunos días y desde diferentes sectores, incluidos referentes de la producción y la industria abogan por el diálogo, que permita, al menos, alivianar la pesada carga que soporta toda la cadena yerbatera.
