Jonás Peterson, productor y ex director del INYM, aseguró que el año en curso es el peor para el sector yerbatero, con balances negativos totales por falta de resto financiero en productores y precios desanimantes. Advirtió que la desregulación presidencial “hace daño” al quitar al INYM facultades de precio, calidad y calendario, temiendo un futuro “terrible” con deterioro de condiciones laborales.
El productor y ex director del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM), Jonás Peterson, trazó un panorama alarmante sobre la actividad yerbatera, asegurando que el contexto actual es el más difícil de los últimos años y que la perspectiva a futuro es “terrible”. El referente del sector criticó duramente la desregulación impulsada por el Gobierno Nacional, que eliminó herramientas clave para la defensa de los productores.
Peterson, quien compartió su análisis en una entrevista radial, manifestó la profunda preocupación que atraviesa el sector, señalando que los productores ya agotaron sus reservas y se encuentran ante una perspectiva de precios que dificulta enormemente la continuidad de las inversiones.
“De los últimos años este es el peor y no sé si va a ser el peor dentro de los que vienen todavía, porque la verdad que el año pasado cuando inició la cosecha, si bien sabíamos que la situación estaba difícil y complicada, los productores todavía teníamos algún restito de lo que fuimos ahorrando y levantamos la cosecha. Y este año ya prácticamente los productores quedamos sin resto y el que tiene, tiene cheques para cobrar a largo plazo todavía y la perspectiva de precios es muy difícil entonces el balance de este año la verdad que es negativo total y muy difícil.”
El ex director del INYM recordó que el reciente decreto presidencial quitó al Instituto facultades esenciales como la de fijar precios, controlar la calidad de la yerba mate importada y establecer calendarios de cosecha. Esta pérdida de herramientas impacta directamente en la capacidad del sector de defenderse ante las variaciones del mercado.
“Nosotros hace un mes tuvimos un decreto presidencial que le quitó totalmente la potestad al Instituto de fijar precio, le quitó la potestad al Instituto de controlar la calidad de la yerba mate importada, eliminó los calendarios de cosecha, entonces la verdad que cada vez menos herramientas para defender al productor y cada vez más difícil la situación nuestra.”
En este contexto de incertidumbre y bajos precios, Peterson destacó que muchos productores optaron por suspender las labores necesarias para el mantenimiento de los yerbales, como la limpieza y la inversión en mejoras, ya que consideran que no recuperarán ese dinero. Esta falta de inversión no solo deteriora la producción futura sino que también afecta a los trabajadores rurales.
“Hoy los precios que hay en oferta en el mercado nos desaniman muchísimo y muchos de los productores en este momento, que es la época en que hay que empezar a limpiar los yerbales, a invertir en mejora en los yerbales, lo dejamos de hacer porque la verdad que decimos esa es una plata que no la vamos a recuperar. No la vamos a recuperar y ni siquiera sin hacerlo vamos a ganar plata con la yerba mate.”
El productor lamentó que la desregulación y la liberación del mercado yerbatero sean las “acciones políticas que nos afectan a nosotros y que nos hacen daño”, independientemente de quién las ejecute. Además, advirtió sobre la difícil situación de los trabajadores rurales, muchos de los cuales migran hacia otras actividades en busca de ingresos que el sector yerbatero hoy no puede garantizar.
“La verdad que nuestros peones están pasando una situación muy difícil porque, como te decía hoy, muchos de nosotros dejamos de hacer muchas labores culturales porque consideramos que no vamos a recuperar esa plata. Y la gran mayoría de los peones rurales, los que son jóvenes o los que son solteros o hasta mismo los que tienen familia se van a laburar a Brasil porque tienen hoy una oportunidad de hacer unos pesos que nosotros no tenemos para darle a los trabajadores hoy acá.”
Finalmente, Jonás Peterson se mostró pesimista sobre el futuro del sector, temiendo que se reviertan los avances logrados en materia laboral y de mecanización durante los años de vigencia del INYM y con un mercado regulado.
“El futuro es terrible. Fíjense que en los años de vigencia del INYM y las mejoras que se dieron durante esos años, se han mejorado mucho las condiciones laborales y la forma de trabajar con la gente, se mecanizó. Hay una enorme cantidad de cuestiones que fueron mejorando que si esto sigue así, lo que veo yo es que van a ir empeorando con el tiempo de vuelta. Ojalá que no lleguemos a la situación que tuvimos en los 90.”
Fuente: misionesonline






